TÃtulo original: Arcanum Unbounded: The Cosmere Collection
1.ª edición: octubre 2017
Traducción: Manu Viciano
Traducción de «La esperanza de Elantris»: Manuel de los Reyes
Traducción de «El alma del emperador»: Rafael MarÃn Trechera
© 2017, Sipan Barcelona Network S.L.
Travessera de Grà cia, 47-49, 08021 Barcelona
Sipan Barcelona Network S.L. es una empresa del grupo Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U.
www.edicionesb.com
ISBN: 978-84-9069-864-8
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Para Nathan Hatfield,
que ayudó a crear el Cosmere.
Agradecimientos
Si tuviera que dar las gracias una por una a todas las personas que me han ayudado con todos los relatos de este libro, esta sección abarcarÃa tanto como las propias historias. Lo que voy a hacer es centrar esta nota en quienes ayudaron a reunir esta colección, además del equipo que trabajó en Danzante del Filo, la novela corta que se publica por primera vez en esta antologÃa.
Pero también querrÃa dedicar un momento a agradecérselo de corazón a todos los que han trabajado conmigo en mi ficción breve a lo largo de los años. Al principio de mi carrera, jamás me habrÃa atrevido a considerarme un escritor de narrativa breve, pero diez años de práctica han servido de algo y los relatos de esta antologÃa son el resultado. (Aunque debo advertiros que aquà estoy usando la palabra «breve» sin demasiado rigor: la mayorÃa de estas historias son largas para tratarse de ficción breve.)
Muchas personas maravillosas me han ayudado a lo largo de los años. La mayorÃa de ellas son los nombres que soléis encontrar al principio de mis novelas. He tenido la fortuna de contar con mucho ánimo, comentarios y apoyo a lo largo de mi carrera.
Para Arcanum ilimitado en concreto, Isaac Stewart, mi colaborador artÃstico desde hace mucho tiempo, es el responsable de las hermosas guardas, las cartas estelares y la mayorÃa de los sÃmbolos que encontraréis en este libro. Ben McSweeney realizó las ilustraciones de las distintas historias, Dave Palumbo se encargó de la portada y Greg Collins fue el diseñador.
Moshe Feder, editor de todas mis novelas de fantasÃa épica, fue también el editor de este proyecto... y aunque no fue el editor oficial de muchos relatos cuando se publicaron por primera vez, tiene costumbre de inmiscuirse y hacer revisiones, sin cobrar, de toda la narrativa breve que escribo —es más, se enfada si no le envÃo las historias y se niega a facturar cuando intento pagarle las revisiones—. Ha hecho muchÃsimo trabajo desinteresado a lo largo de todos estos años y me ha ayudado a convertirme en autor de ficción breve, por lo que merece elogios adicionales.
Y como siempre, el incitador Peter Ahlstrom fue el director interno de mis esfuerzos editoriales. (Pero interno de verdad, porque trabaja desde mi casa.) Peter es el encargado de recopilar los comentarios de mis distintos lectores de prueba, añadir sus propias notas editoriales y sobre continuidad y luego pulirlo todo después de que yo haya aplicado la tijera de podar a las historias.
El revisor del texto fue Terry McGarry. De la gente de Tor, gracias a Tom Doherty, Marco Palmieri, Patti Garcia, Karl Gold, Rafal Gibek y Robert Davis.
Joshua Bilmes fue mi agente para este libro en los Estados Unidos, y John Berlyne en el Reino Unido. MuchÃsimas gracias a todo el mundo de sus respectivas agencias.
Entre nuestros lectores alfa y gamma para Danzante del Filo se cuentan Alice Arneson, Ben Oldsen, Bob Kluttz, Brandon Cole, Brian T. Hill, Darci Cole, David Behrens, Eric James Stone, Eric Lake, Gary Singer, Ian McNatt, Karen Ahlstrom, Kellyn Neumann, Kristina Kugler, Lyndsey Luther, Mark Lindberg, Matt Wiens, Megan Kanne, Nikki Ramsay, Paige Vest, Ross Newberry y Trae Cooper.
Y como de costumbre, termino dando mi más sentido agradecimiento a mi familia: Joel, Dallin, Oliver y Emily. ¡Sois maravillosos!
Prólogo
El Cosmere siempre ha estado plagado de secretos.
Desde la distancia, puedo señalar varios momentos cruciales en mi gran plan. El primero fue la creación de Hoid, que se remonta a mi adolescencia, cuando concebà a un hombre que conectaba mundos que no sabÃan de la existencia de los demás. Una persona que conocÃa el secreto que nadie más entendÃa. Cuando leÃa libros de otros autores, insertaba mentalmente a ese hombre al fondo de las escenas, lo imaginaba como la persona aleatoria a la que se describe de entre una muchedumbre... y soñaba con la historia tras la historia de la que formaba parte.
El segundo momento que ayudó a que todo esto cuajara fue leer los libros más adelantados de la saga «Fundación» de Isaac Asimov. Me impresionó la forma en que lograba enlazar las novelas de la «Serie de los robots» y las de «Fundación» en una sola historia grandiosa. Entonces supe que yo querÃa crear algo parecido, una saga épica que superarara la épica. Una historia que abarcara diversos mundos y eras.
Y el tercer momento fue la primera aparición de Hoid en una novela. Lo añadà con nerviosismo, preocupado por si podrÃa hacer que todo funcionara. En ese punto, todavÃa no tenÃa urdido mi gran plan para el Cosmere, sino solo una noción de lo que querÃa hacer.
Ese libro fue Elantris. La siguiente novela que escribÃ, Dragonsteel, no llegó a publicarse. Tampoco era demasiado buena, pero en ella concebà el trasfondo de Hoid y de un universo entero al que llamé el Cosmere. Ninguna editorial comprarÃa Elantris hasta varios años más tarde, y cuando sucedió, ya tenÃa claro el plan general. «Nacidos de la bruma», «El archivo de las tormentas» y Elantris se convirtieron en su núcleo, y encontraréis historias relacionadas con las tres en esta recopilación.
Supongo que la mayorÃa de la gente que lee mi obra no sabe que muchos de los libros están relacionados, que incluyen una historia oculta tras la historia. Me gusta que asà sea. Explico a menudo que no quiero que los lectores tengan la sensación de que deben memorizar todos mis libros para disfrutar de una narración. De momento, «Nacidos de la bruma» es solo «Nacidos de la bruma» y «El archivo de las tormentas» es solo «El archivo de las tormentas». Las historias de esos mundos ocupan el primer plano.
Lo cual no quiere decir que no haya indicios. Muchos indicios. La idea inicial era que esos cameos entre los mundos fuesen mucho menores, sobre todo al principio de todo. Sin embargo, a muchos lectores les encantaron, y eso me hizo comprender que no tenÃa por qué ser tan quisquilloso con la historia oculta como lo estaba siendo.
Sigo moviéndome en el lÃmite. Escribo todas mis historias con la intención de que estén autocontenidas, por lo menos en el contexto de su propio mundo. Pero si hurgáis un poco, hay mucho más que saber. Más secretos, como dirÃa Kelsier.
Esta antologÃa se acerca un paso más a la naturaleza interconectada del Cosmere. Cada relato viene prologado con una anotación de Khriss, la mujer que ha estado escribiendo los apéndices titulados «Ars Arcanum» que aparecen al final de las novelas. También encontraréis las cartas estelares de cada sistema solar. Con detalles como esos dos, esta antologÃa es lo más cerca que he estado hasta la fecha de conectar los mundos. Sugiere lo que terminará por llegar: cruces propiamente dichos en el Cosmere.
El momento de publicar esas novelas combinadas todavÃa no ha llegado. Si todo esto os abruma, sabed que la mayorÃa de estas historias pueden leerse de forma independiente. Algunas de ellas transcurren cronológicamente después de novelas que están publicadas, y se os advierte de ello al principio para que podáis evitar destripároslas si queréis.
Ninguno de los relatos de esta recopilación requiere tener conocimientos del Cosmere como un todo. Lo cierto es que la mayor parte de lo que sucede en el Cosmere aún no está revelada, asà que es normal que no estéis al dÃa con todo ello.
Dicho esto, prometo que esta recopilación no solo os traerá preguntas, sino, por fin, algunas respuestas.
ARCANUM
ILIMITADO
la colección del cosmere
El Sistema de Sel
El sistema de Sel
El núcleo de este sistema es el planeta Sel, cuyos distintos imperios tienen la particularidad de que, a grandes rasgos, cada uno se ha mantenido ignorante de los asuntos de los demás. Se trata de una ignorancia deliberada, mediante la que cada uno de los tres grandes dominios finge que los otros son meras anotaciones en el mapa, apenas dignas de mención.
El propio planeta facilita esa situación, ya que es más grande que la mayorÃa, con un tamaño de aproximadamente vez y media y una gravedad de 1,2 veces el estándar del Cosmere. Sus descomunales continentes y amplios océanos engendran una gran variedad de territorios, que en este planeta concreto presentan una diversidad extrema. En el planeta pueden hallarse llanuras cubiertas de nieve y extensos desiertos, hecho que habrÃa encontrado notable en mi primera visita de no ser porque para entonces ya habÃa descubierto que tal es el estado natural de muchos planetas del Cosmere.
Sel es destacable por ser biesquirlado, uno de los pocos planetas del Cosmere en atraer dos Esquirlas de Adonalsium distintas: Dominio y Devoción. Dichas Esquirlas ejercieron una influencia crucial en el desarrollo de las sociedades humanas del planeta, y la mayorÃa de sus tradiciones y religiones se derivan de ambas. Otra caracterÃstica única es que los mismos idiomas y los alfabetos que se emplean hoy en dÃa por todo el planeta se vieron influidos directamente por las dos Esquirlas.
Creo que, al principio, las Esquirlas adoptaron una actitud despreocupada hacia la humanidad y que la sociedad cobró forma a partir del lento pero constante descubrimiento de los poderes que impregnaban el terreno. Sin embargo, tal afirmación es difÃcil de confirmar con certeza, ya que, en algún momento del pasado lejano, se destruyeron tanto Devoción como Dominio. Su Investidura, es decir, su poder, fue Astillada, sus mentes arrancadas, sus almas enviadas al Más Allá.
No estoy segura de si su poder quedó libre para asolar el mundo sin control durante un tiempo o si se contuvo de inmediato. Todo esto sucedió durante los tiempos de la prehistoria humana en Sel.
En la actualidad, la mayor parte de la Investidura que componÃa los poderes de Dominio y Devoción está atrapada en el Reino Cognitivo. Estos poderes, que tienen una relación polarizada, reciben colectivamente el nombre de Dor. Obligados como están a permanecer juntos, atrapados y ansiosos por escapar, alimentan las distintas formas de magia en Sel, que son multitud.
Dado que el Reino Cognitivo tiene ubicaciones diferenciadas (al contrario que el Reino Espiritual, donde reside la mayor parte de las formas de Investidura), la magia de Sel tiene una fuerte dependencia de la posición fÃsica. Además, las reglas de la percepción y el propósito se ven muy magnificadas en Sel, hasta el punto de que el lenguaje —o las funciones similares— conforman directamente la magia al extraerla del Reino Cognitivo y darle uso.
Esta superposición entre el lenguaje, la ubicación fÃsica y la magia en el planeta se ha convertido en una parte tan integral del sistema que hasta los cambios más sutiles en uno de ellos pueden tener profundos efectos en cómo se accede al Dor. De hecho, creo que el territorio mismo ha sido Investido hasta el punto de que tiene una creciente consciencia de sà mismo, de una forma inaudita en cualquier otro planeta del Cosmere. No sé cómo pudo ocurrir esto ni qué consecuencias tendrá.
He empezado a preguntarme si estará ocurriendo en Sel algo con mayor alcance del que estimamos desde las universidades de Luzdeplata. Quizá los Ire sepan más, pero se niegan a hablar del tema y han rechazado repetidas veces mis solicitudes de colaboración.
DeberÃa mencionar, aunque sea con brevedad, las entidades conocidas como los seones y los skaze, Astillas de Investidura conscientes de sà mismos que han desarrollado particularidades al estilo humano. Creo que están relacionados con el misterio de la naturaleza de Sel.
El resto del sistema tiene poca relevancia. Aunque existen otros planetas, solo otro se halla en una zona habitable, aunque por los pelos. Es árido, inhóspito y propenso a unas terribles tormentas de arena. Su cercanÃa al sol, Mashe, lo vuelve demasiado cálido, incluso para alguien que haya pasado una buena parte de su vida en el lado diurno de Taldain.
El alma del emperador
Prólogo
Gaotona pasó los dedos por el grueso lienzo, examinando una de las mejores obras de arte que jamás habÃa visto. Por desgracia, era un fraude.
—Esa mujer es un peligro —susurraron unas voces a su espalda—. Lo que hace es una abominación.
Gaotona inclinó el lienzo hacia la luz anaranjada rojiza de la chimenea y entornó los ojos. A su edad, ya no tenÃa la vista como antes. «Qué precisión», pensó mientras estudiaba las pinceladas, palpando las capas de densos óleos. Exactamente iguales que en el original.
Nunca habrÃa advertido los errores por sà mismo. Una flor ligeramente desviada de su posición. Una luna que estaba una pizca demasiado baja en el cielo. Sus expertos habÃan necesitado varios dÃas de detallado análisis para encontrar los errores.
—Es una de las mejores Falsificadoras vivas. —Las voces pertenecÃan a los otros árbitros, los colegas de Gaotona, los burócratas más importantes del imperio—. Tiene una reputación tan grande como el imperio. Debemos ejecutarla para dar ejemplo.
—No. —Frava, la cabecilla de los árbitros, poseÃa una intensa voz nasal—. Es una herramienta valiosa. Esta mujer puede salvarnos. Debemos utilizarla.
«¿Por qué? —pensó de nuevo Gaotona—. ¿Por qué alguien con esta capacidad artÃstica, esta majestad, se dedica a la falsificación? ¿Por qué no crear pinturas originales? ¿Por qué no ser una verdadera artista?»
«Debo entenderlo.»
—Sà —continuó Frava—, la mujer es una ladrona y practica un arte espantoso. Pero yo puedo controlarla, y gracias a su talento lograremos enmendar este lÃo en que estamos metidos.
Los demás murmuraron preocupados, y expresaron sus objeciones. La mujer de la que hablaban, Wan ShaiLu, era más que una simple estafadora. MuchÃsimo más. PodÃa cambiar la naturaleza de la realidad misma. Lo cual planteaba otra cuestión: ¿por qué se molestaba en aprender a pintar? ¿No era el arte corriente algo mundano comparado con los talentos mÃsticos que poseÃa?
Demasiadas preguntas. Gaotona, sentado junto a la chimenea, levantó la vista. Los demás, formando un cÃrculo de conspiradores, estaban de pie alrededor de la mesa de Frava, mientras sus largas y pintorescas túnicas relucÃan a la luz del fuego.
—Estoy de acuerdo con Frava —dijo Gaotona.
Los demás lo miraron. Sus ceños fruncidos indicaban que les preocupaba bien poco lo que opinara, pero sus posturas mostraban algo distinto. El respeto que sentÃan hacia él yacÃa enterrado profundamente, pero lo recordaban.
—Traed a la Falsificadora —ordenó Gaotona, poniéndose en pie—. Quiero escuchar lo que tenga que decir. Sospecho que será más difÃcil de controlar de lo que supone Frava, pero no tenemos otra elección. O utilizamos las habilidades de esta mujer o renunciamos al control del imperio.
Los murmullos cesaron. ¿Cuántos años habÃan transcurrido desde la última vez que Frava y Gaotona estuvieron de acuerdo en algo, sobre todo tratándose de una cuestión que provocaba tantos desencuentros como utilizar a la Falsificadora?
Uno a uno, los otros tres árbitros asintieron.
—Que asà sea —dijo Frava en voz baja.
DÃa dos
Shai presionó con la uña un bloque de piedra de su celda. La roca cedió levemente. Frotó el polvillo con los dedos. Piedra caliza. Un material extraño para utilizarlo en la pared de una prisión, pero no toda la pared era de caliza, solo esa única veta del bloque.
Shai sonrió. Piedra caliza. HabÃa estado a punto de pasar por alto esa pequeña veta, pero si estaba en lo cierto, por fin habÃa identificado los cuarenta y cuatro tipos de roca de la pared del pozo circular que era su celda. Estaba arrodillada junto a su camastro, usando un tenedor al que habÃa doblado todas las puntas menos una para tallar notas en la madera de una pata de la cama. Sin sus gafas, tenÃa que entornar los ojos para escribir.
Para Falsificar algo, antes debÃa conocer su pasado, su naturaleza. Estaba casi preparada. Sin embargo, su placer pronto se esfumó en cuanto advirtió, a la luz de su vacilante vela, otro conjunto de marcas en la pata de la cama. Esas marcas llevaban la cuenta de sus dÃas de encarcelamiento.
«Qué poco tiempo», pensó. Si sus cuentas eran correctas, solo quedaba un dÃa para su ejecución pública.
Por dentro estaba tan tensa como las cuerdas de un instrumento. Un dÃa. Solo le quedaba un dÃa para crear un sello de alma y escapar. Pero no tenÃa ninguna piedra de alma, solo un burdo trozo de madera, y su única herramienta para tallar era un tenedor.
SerÃa increÃblemente difÃcil. Esa era la clave. Esa celda estaba pensada para retener a gente como ella, construida con piedras compuestas por muchas vetas de roca distintas que dificultaban la Falsificación. ProcederÃan de diferentes canteras y tendrÃan historias únicas. Sabiendo tan poco como sabÃa, Falsificarlas serÃa casi imposible. Y aunque transformara la roca, probablemente habrÃa alguna otra protección para detenerla.
«¡Noches!». En qué lÃo se habÃa metido.
Cuando hubo acabado de tomar sus notas, se encontró mirando su tenedor doblado. HabÃa empezado tallando el mango de madera, tras quitar la porción de metal, para crear un burdo sello de alma. «No vas a escapar asÃ, Shai —se dijo—. Necesitas otro método.»
HabÃa dedicado seis dÃas a buscar otra salida. Guardias a los que explotar, alguien a quien sobornar, un atisbo de la naturaleza de su celda. Hasta el momento, nada habÃa...
En lo alto, muy lejos, la puerta de los calabozos se abrió.
Shai se puso en pie de un salto, escondiendo el mango del tenedor en la parte trasera de su cinturón. ¿HabÃan adelantado la ejecución?